Columna Trajana. Se aprecia a espaldas del emperador el puente sobre el Danubio.
Probablemente, si el lector de este artículo es ingeniero, arquitecto o historiador, seguramente habrá identificado el puente del título por su nombre más conocido: El puente de Trajano sobre el Danubio, en Drobeta (Rumanía).
En la antigüedad y con independencia de su utilidad, las obras públicas se hacían a mayor gloria de quienes las encargaban o las pagaban (ya fuese con dinero público o privado). Con excepciones, transcurrirían siglos hasta que genios como Eiffel o Gaudí extendieran las obras de autor.
Apolodoro de Damasco
En España, la figura de Apolodoro se ha popularizado gracias a la trilogía sobre Trajano del magnífico escritor de novela histórica Santiago Posteguillo, en la que el arquitecto tiene un papel protagonista. Concretamente en “Circo Máximo” el autor trata las razones que llevaron a Trajano a construir el puente entre los años 103 y 105 d.C y las vicisitudes de los trabajos del mayor puente realizado hasta esa fecha.
Apolodoro de Damasco es junto con Vitruvio uno de los arquitectos romanos más conocidos y que mayor influencia han tenido después de la caída del imperio romano y hasta el Renacimiento en cuanto a métodos constructivos. Su figura está intrínsecamente ligada a la del emperador Trajano, para quien construyó impresionantes obras, tales como el foro de Trajano, la columna Trajana o la Basílica Ulpia, entre otras muchas construcciones que engrandecieron, urbanísticamente hablando, a la ciudad de Roma. Tal y como se aprecia en la foto de encabezamiento, la figura del puente aparece en la columna Trajana, de tal manera que el pueblo romano podía visualizar gráficamente los logros de su emperador en las últimas guerras de conquista que realizaría Roma. Sin embargo, la figura del puente sobre el Danubio que aparece en la columna Trajana no se parece al resto de puentes romanos que conocemos.
En España hemos considerado “popularmente” como puente romano a casi todos los puentes de piedra anteriores al siglo XV con arcos semicirculares. Incluso entre expertos conocedores de aquellos puentes claramente medievales se atribuían a estos “fundamentos constructivos romanos”.
El puente romano por excelencia es el de arco semicircular en el intradós con dovelas de piedra, quizás el mejor ejemplo que podemos poner es el puente de Alcántara en Cáceres, que ha llegado en tan buenas condiciones hasta nuestros días.
Puente de Alcántara
La construcción del puente sobre el Danubio.
Aunque ya se habían construido puentes provisionales de madera sobre el Rin, el encargo de Trajano de construir un puente fijo sobre un río tan caudaloso como el Danubio tuvo que representar para el arquitecto un reto formidable. La mayor dificultad en la construcción de un puente radica en la cimentación de los pilares en una zona con agua y para eso hay diversas técnicas que los romanos llevaban cientos de años utilizando. Debido a la anchura y al caudal del Danubio, Apolodoro debió descartar enseguida el desvío del rio mediante una ataguía, optando por crear cajones estancos mediante un doble cerco de pilotes de madera con un relleno de arcilla entre ambos, para una vez vaciado el interior mediante una cochlea o tornillo de Arquimedes, llenarlo de hormigón. Una de las peculiaridades del hormigón romano es que se comportaba como un hormigón hidráulico, esto es fraguaba bajo el agua o en condiciones de gran humedad debido a su composición con cal y puzolana (ceniza volcánica).
Construcción de un cajón de cimentación estanco en el puente de Trajano. Dibujo de elaboración propia.
Hoy en día sabemos bastante sobre como se construyó el puente por los restos arqueológicos de algunos pilares, el relieve de la columna Trajana y el relato que hace Dión Casio en su obra Historia Romana :
“Tiene veinte pilares cuadrados de piedra de ciento cincuenta pies de altura desde los cimientos y sesenta de anchura; están situados a intervalos de ciento setenta pies y unidos por arcos. ¿Cómo puede alguien dejar de asombrarse por la gran inversión que se hizo, o por la forma en que cada uno de estos pilares fue anclado tan profundamente en un río cuyas aguas están llenas de remansos y con un fondo tan barroso? Evidentemente, para ello fue imposible desviar el curso de las aguas”
Es decir tenía una longitud de 1.135 metros y cada pilar medía 18 metros de lado y 45 metros de altura con arcos de madera de 52 metros de longitud, medidas impresionantes incluso para un puente en la actualidad.
Monumento al puente de Trajano en la localidad de Drobeta Turnu Severin
Aunque la mayor dificultad constructiva fue la cimentación, el auténtico logro del genial Apolodoro lo representa el diseño estructural en un arco alargado capaz de cubrir un vano de 52 metros, algo nunca visto en la época, con estructuras triangulares y elementos atirantados, todo ello en madera, que sustentaban la plataforma en el arco. Puede verse con bastante claridad en la maqueta a escala natural del monumento al puente de Trajano en la localidad de Drobeta Turnu Severin
Maqueta del puente en el Museo Regional de las Puertas de Hierro
Desafortunadamente el puente de Trajano no tuvo la longevidad tradicional de los puentes romanos y al morir Trajano, su sucesor Adriano (117-137 d.C), también de origen hispano, decidió destruirlo parcialmente para evitar la entrada de pueblos barbaros y por su política de carácter defensiva. Aunque se cree que volvió a reconstruirse posteriormente, la superestructura de madera del puente se sabe que estaba definitivamente demolida en el año 275 d.C.
El historiador Procopio de Cesarea en su obra de aedificiis IV, 6, (publicado en el 561 d.C. trata de las obras públicas realizadas por el emperador Justiniano) declaraba que en el siglo VI tan solo existían algunos pilares del puente que dificultaban la navegación:
“El emperador romano Trajano, que era de temperamento impetuoso y activo, parecía estar lleno de resentimiento porque su reino no era ilimitado, sino que estaba limitado por el río Ister (Danubio). De modo que estaba ansioso por cruzarlo con un puente para poder cruzarlo y que no hubiera ningún obstáculo para ir contra los bárbaros más allá. No me molestaré en relatar cómo construyó este puente, pero dejaré que Apolodoro de Damasco, que fue el maestro de obras de toda la obra, describa la operación. (El libro aludido no se conserva N.A) Sin embargo, los romanos no sacaron provecho de él posteriormente, porque más tarde el puente fue completamente destruido por las inundaciones del Ister y por el paso del tiempo”
Bibliografía y webgrafía
Dión Casio, Historia romana. LXVIII
Santiago Posteguillo. Trajano y Decébalo en la Rumanía del siglo XXI. Edición electrónica. Amazon
Manuel Durán Fuentes. Técnica y construcción de puentes romanos. II Congreso de la Obras Públicas romanas. Tarragona 2004 http://www.traianvs.net/index.php
Recreación virtual del puente de Trajano en video https://vimeo.com/52953688