Autora invitada: Maribel Bofill
El papel de las mujeres musulmanas dentro del concepto histórico al igual que la de tantas otras mujeres, ha estado silenciado, son pocos los historiadores del pasado que nos han dejado testimonio de como era su vida. Las fuentes árabes medievales pasan de puntillas por su historia.
A pesar de esta dificultad, desde mediados del siglo XX hasta nuestros días muchos investigadores e investigadoras se han preocupado del papel femenino de la mujer en el Al- Ándalus y se ha podido demostrar el importante papel que desempeñaron dentro de la política, economía, cultura, ciencia o arquitectura, así mismo el papel fundamental en el ámbito doméstico y familiar.
La España Andalusí
La sociedad dentro de la España andalusí no era diferente de otras en territorio árabe. La familia era patriarcal y poligámica.
El papel de la mujer en Al-Ándalus era igual que la de las mujeres africanas o asiáticas: el modelo ideal de familia era el harén, el hombre podía tener hasta cuatro esposas, siempre que las pudiera mantener, siendo el poder económico el factor que determinaba cuantas mujeres podía mantener un hombre.
En algunas familias nobles los varones tenían concubinas esclavas, muchas eran cristianas convertidas al islam. El número de estas esclavas concubinas podía ser muy elevado, pero solo las que daban un hijo varón al sultán obtenían el título de princesas madre, lo que les permitía tener fortuna personal y emanciparse cuando el señor fallecía. Por ello, en la realidad solo el dinero y no la tradición describía a la verdadera familia andalusí.
Tanto el tipo de familia monógama o la polígama compartían en común la solidaridad entre los miembros femeninos, siendo este hecho uno de los sistemas solidarios más estudiados de la historia de las mujeres, la presencia de tantas mujeres viviendo en un mismo hogar desarrolló una cooperación y apoyo que no se ha visto en otras sociedades.
Estas mujeres compartían los problemas de la crianza de los hijos propios o la de sus maridos, el cuidado del hogar y las posibles obligaciones diarias. Solo el poder económico determinaba si los realizaban ellas mismas o disponían de servicio, normalmente realizado por esclavos.
Dentro de estos hogares era habitual que conviviera el hombre con sus esposas, hijos y sirvientes. Las mujeres pasaban los primeros años de su vida en el hogar paterno hasta que eran desposadas y pasaban a formar parte de la familia del esposo.
Eran las madres las encargadas de instruir a las jóvenes que las educaban según la clase social a la que pertenecían. Las mujeres nobles sabían leer y escribir con el fin de poder recitar y consultar el Corán, pero estas eran una minoría. Estas mujeres más instruidas a su vez educaban a niñas y se las consideraba maestras. También algunas esclavas eran instruidas, ya que la cultura dentro del mundo árabe era sinónimo de placer. Las esclavas instruidas eran las encargadas de hacer una velada más amena, eran conocedoras de arte, música ciencia y poesía., un claro ejemplo nos lo da el libro de las Mil y una Noches.
Eran pocas las mujeres que salía del hogar, si lo hacían era para ir a la mezquita, pero eso era poco común ya que la religiosidad de estas mujeres era privada.
Dentro de las casas era el lugar donde trascurría la mayor parte de la vida la mujer árabe, solía ser un lugar espacioso, normalmente contaban con dos pisos, al piso superior se accedía por un jardín, en ese piso superior era donde estaban las estancias de las mujeres.
El patio era el lugar de reunión de las mujeres y donde pasaban la mayor parte del día, sin temor de ser observadas.
Una de las tareas principales de estas mujeres era cuidarse mucho para agradar al esposo, que era el único que podía verla plenamente.
Las más privilegiadas eran las que más se cuidaban, pero todas las mujeres una vez a la semana si podían, acudían a un baño público, solo para mujeres. Además de lavarse, las que se lo podían permitir recibían cuidados especiales tales como masajes, perfumes, ungüentos olorosos, depilación, y tratamientos capilares, estas mujeres normalmente poseían una larga cabellera.
Las mujeres utilizaban distintas fragancias dependiendo de la ocasión, y eran muy apreciadas las fragancias dulces y de intensos aromas.
La ropa que utilizaban eran de colores vivos, los más lujosos eran adornados con hilos de plata y oro, se ceñían a la cintura y llevaban la cabeza cubierta. También utilizaban collares, broches de plata y oro, pendientes, todo para agradar a sus esposos.
El matrimonio en Al-Ándalus
Los preparativos para una boda en al-Ándalus tenían un largo proceso de preparación, la entrega de la dote, la preparación de la futura esposa, la fiesta, el banquete entre otras.
La superstición estaba muy presente en todos los ámbitos de la sociedad de al-Ándalus, para elegir la fecha y la hora del enlace se acudía a astrónomos y clérigos, el enlace no podía coincidir con el Ramadán, ni ser en invierno, ni con la fiesta de la Ashura. Eran los jueves y sábados los mejores días para dicha celebración. También era de mal agüero que en el cortejo nupcial acudieran las viudas.
La novia mediante su llanto tenía que demostrar la pena que sentía por abandonar a su familia, este acto traería buena suerte a su nueva vida.
El matrimonio entre linajes diferentes no era bien visto aunque el novio contara con buenos recursos. La elección del linaje era algo muy importante dentro de la sociedad.
El hombre podía casarse con quien quisiera esclavas o bereberes, era a la mujer a la que se le imponía la cuestión de linaje.
Ya con la caída del califato y al aparecer los reinos de Taifas, eran comunes los matrimonios entre miembros de una misma familia para preservar estatus sociales y riquezas.
Contamos con muchos registros judiciales que regulan como tenía que ser la vida conyugal. Algunos nos trasmiten las condiciones que imponía la mujer al futuro marido: no ausentarse periodos largos del hogar, no copular con esclavas, no casarse con otra mujer, que se le permitiera visitar a sus familiares, permitirles tener servicio doméstico (eso si eran nobles). Estos documentos finalizan con el compromiso del esposo de ser compasivo y afectuoso y de disolver el matrimonio de la mejor manera si no llegaban a entenderse. Pero también los sentimientos tuvieron un importante papel, el amor fue causa directa de muchos enlaces.
Si fallecía el marido el matrimonio quedaba anulado, la mujer debía guardar al menos 4 meses de luto, también existía el repudio, el divorcio o la separación, estos últimos lo dictaba un cadí o juez.
Fuentes:
Sanae Chairi, La mujer en al-Andalus, Ediciones Centro de Estudios Al-Andalus y Diálogo de Civilizaciones, 1° Ed.
Imágenes:
https://www.pinterest.es/pin/14636767525215393/
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:The_New_Bride_by_Rudolf_Ernst.jpg
Maribel Bofill es Profesora de formación, su pasión es la música y la antigua Roma. Creadora del blog Gladiatrix en la arena, colaboradora en la revista Cinco Noticias, en varios blogs, en charlas en directo sobre Roma y en podcasts, podéis seguirla en distintas RR.SS.
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