La inteligencia, fue sin lugar a dudas, el factor clave para la prevalencia del homo sapiens frente a otros homínidos en la evolución humana. Si bien es cierto que el espíritu colaborativo y la relación social ayudaron al éxito como especie, esta cualidad también podemos verla en otros depredadores como los leones o los lobos. Personalmente, creo que la utilización de herramientas o “extensiones” de la propia fuerza y habilidad con que contaban esos hombres primitivos fueron decisivos a la hora del desarrollo exponencial que ha configurado el estatus del ser humano tal y como hoy lo conocemos. Un ejemplo de estas extensiones artificiales lo encontramos en el propulsor o lanzavenablos, un instrumento del que se han encontrado vestigios de su uso en el Paleolítico superior. Este propulsor actuaba como una palanca extendiendo artificialmente la longitud del brazo y en consecuencia la distancia y fuerza de impacto del venablo.
La Humanidad, a lo largo del tiempo hasta la actualidad, ha inventado miles de herramientas que le han permitido aumentar la fuerza y la destreza para realizar tareas que al cuerpo humano le hubiesen sido imposibles. Hemos asistido a revoluciones industriales, tecnológicas o energéticas que cambiaron nuestras vidas de manera notable y siempre ha habido partidarios y detractores en estas revoluciones. En la encrucijada que nos encontramos ahora, por primera vez la revolución afecta a un instrumento o “extensión” de nuestro cuerpo que se centra en la inteligencia, el núcleo esencial que nos define como especie. Estamos hablando de la “Inteligencia Artificial”. En principio, como ha ocurrido con otros instrumentos, estos, no son ni buenos ni malos “per se”, todo depende del uso que se haga de ellos. La Historia nos enseña que es inevitable que la avaricia, el poder, la venganza y otras pulsiones negativas avoquen a una utilización perversa o que traiga resultados no deseables, junto a los resultados positivos y avances que traen las nuevas tecnologías.
¿Qué es la inteligencia artificial?
De forma simplificada podemos decir que la inteligencia artificial (IA) es una disciplina que busca simular a través de algoritmos los procesos de inteligencia humana mediante máquinas y sistemas informáticos. La IA combina una ingente cantidad de datos, procesándolos de forma iterativa a través de dichos algoritmos. Una de sus caracteristicas fundamentales es que el software le permite aprender de dichos procesos creando contenido nuevo. Desde sus orígenes en la década de 1950, la IA ha evolucionado enormemente y ha dado lugar a aplicaciones que han transformado diversos ámbitos de la ciencia, la industria, el arte y la sociedad. En este artículo pretendemos abordar su impacto en el estudio de la Historia y de la divulgación histórica al gran público.
La inteligencia artificial en la divulgación histórica
La Historia es una ciencia que estudia el pasado de la humanidad y sus procesos de cambio y continuidad. Para ello, se basa en el análisis crítico de las fuentes primarias y secundarias que documentan los hechos históricos. Sin embargo, la historia no es una ciencia exacta ni objetiva, sino que está sujeta a la interpretación y la perspectiva de los historiadores. A la famosa frase “la historia la escriben los vencedores” habría que añadir que el relato histórico es reescrito continuamente a la luz de nuevos hallazgos, o de las nuevas sensibilidades de la sociedad sobre determinados temas. Frecuentemente juzgamos hechos del pasado a la luz de criterios éticos o políticos actuales con finalidades no académicas (revisionismo histórico) que se pueden tildar objetivamente de manipulación.
En este artículo por razones de extensión no hablaré de la divulgación académica, con sus reglas claramente establecidas, sino de un territorio algo más difuso: La divulgación al gran público a través de Internet, ya sea en blogs, podcasts, videos o redes sociales, donde desgraciadamente junto a grandes profesionales, operan gente sin escrúpulos que solo buscan publicar contenido a cualquier precio para ganar seguidores o lucrarse utilizando descaradamente el plagio, la mentira y ese espacio entre tinieblas que supone la publicación de datos no contrastados, ya que la búsqueda de fuentes fidedignas exige honestidad y mucho tiempo y esfuerzo, algo a lo que no están dispuestos.
Si para este tipo de gente ya suponía un esfuerzo copiar y pegar el trabajo de otros, la IA ha venido a facilitarles las cosas creándoles el contenido que necesitan, ya sean gráficos o texto, con tan solo unas pocas instrucciones a estas aplicaciones. Mucho me temo que la bajada de calidad y la desinformación de temas históricos crecerán exponencialmente en Internet. ¿Significa esto que estoy en contra de la IA? Ni mucho menos, de hecho si has llegado hasta aquí, estimado lector, te animo a seguir leyendo y en más adelante abordaremos los aspectos beneficiosos de esta tecnología que apenas está en pañales y que de una manera u otra nos cambiará la vida notablemente.
Imágenes de las aplicaciones Midjourney y ChatGPT
La generación de texto a través de la IA
La generación de texto a través de la IA para la producción de noticias , textos publicitarios, correos electrónicos, textos jurídicos y un sinfín de utilidades, se ha convertido en una herramienta cada vez más popular en los últimos años, con empresas como OpenAI (Microsoft) y Google (Alphabet) a la cabeza del desarrollo del software de inteligencia artificial.
Gracias a técnicas como las redes neuronales recurrentes (RNNs) o los modelos de lenguaje preentrenados (como GPT-4), la IA es capaz de producir textos coherentes y fluidos a partir de palabras clave, frases o preguntas.
Por supuesto, se pueden generar textos históricos, es decir, textos que pretenden narrar o explicar hechos, procesos o personajes del pasado, ya sea para fines didácticos, divulgativos o creativos. Uno de los riesgos que corremos con el uso inadecuado de la IA es incurrir en la falta de veracidad y rigurosidad de la información histórica.
La herramienta más popular de generación de texto ChatGPT de OpenAI (ver la imagen adjunta) nos advierte en la primera `pantalla de la aplicación de los posibles errores que se pueden producir con su uso: “Ocasionalmente puede producir instrucciones dañinas o contenido sesgado, así como información incorrecta”. Por mi parte agregaría que la IA puede generar textos que contienen errores de gramática o puntuación, información engañosa e introducir elementos inexactos y anacrónicos algo que también se produce en la generación de imágenes.
La inexactitud y el anacronismo de la información proporcionada por la IA pueden tener un impacto significativo en la forma en que percibimos y entendemos el mundo que nos rodea. En relación al tema que nos ocupa en este artículo, el texto y las imágenes generadas por IA que contienen estos errores pueden afectar nuestra percepción de la Historia y la Cultura, especialmente cuando se distribuyen en redes sociales, en segmentos de población con un bajo nivel cultural.
La generación de imágenes a través de la IA
Naturalmente, no existía la fotografía o el video en épocas remotas. Desde la prehistoria (veanse las cuevas de Altamira o las Venus paleolíticas por ejemplo), el ser humano ha venido representando el mundo que le rodeaba con diferentes técnicas de pintura o escultura, que han llegado hasta nuestros días y nos han permitido hacernos una idea de las realidades que representaban.
Por otra parte, pintores de distintas épocas han tratado de recrear el pasado con mayor o menor fortuna, en corrientes como el Renacimiento o el Neoclasicismo, produciendo un sinfín de cuadros que han sido frecuentemente utilizados en la divulgación histórica para ilustrar el tema que se publicaba, incluso siendo conscientes de su falta de rigor en cuanto a vestimenta , rasgos físicos etc.
Utilización de referentes históricos para generar imágenes verosímiles no anacrónicas mediante IA
Ya hemos dicho que la IA es una herramienta y como tal puede ser bien usada o mal usada. Gracias a determinadas técnicas, la IA es capaz de crear imágenes realistas a partir de datos o descripciones. Por ejemplo, se pueden generar rostros humanos que no existen, paisajes ficticios o animales híbridos. Hay numerosas aplicaciones que emplean la IA para generar imágenes, de las cuales podemos destacar a título de ejemplo: Midjourney, Leonardo AI, Dall-E o Stable Diffusion Playground.
Pero también se pueden generar imágenes históricas, es decir, imágenes que pretenden representar personas, lugares o eventos del pasado. Esto puede tener fines educativos, artísticos o recreativos, pero también puede suponer un riesgo para la fidelidad y la autenticidad de la información histórica si no se realiza por expertos en la materia.
Por desgracia hoy por hoy la generación de imágenes a través de la IA no es perfecta por no decir que es manifiestamente mejorable, incluso en manos expertas. Una de las mayores preocupaciones es la inexactitud de la información que se proporciona. A menudo, las imágenes generadas por IA pueden contener errores y distorsiones que no son fácilmente detectables por el ojo humano. Por ejemplo, una imagen generada por IA de un paisaje puede tener una perspectiva incorrecta o una sombra que no se ajuste a la ubicación del sol en ese momento.
Además, la IA también puede introducir anacronismos en las imágenes generadas. Por ejemplo, una imagen generada por IA de una ciudad en la época victoriana puede mostrar objetos o edificios que no existían en ese momento, o puede mostrar ropa o peinados que no eran comunes en esa época.
Imagen generada por IA de legionarios romanos con evidentes defectos visuales e históricos
¿Qué problemas puede tener esta generación de imágenes históricas con IA? Veamos algunos de los más frecuentes:
– La inexactitud: La IA puede generar imágenes que no se corresponden con la realidad histórica. La IA puede incurrir en inexactitudes por diversos motivos, como el uso de fuentes incompletas, sesgadas o erróneas, la aplicación de algoritmos defectuosos o poco fiables, y la falta de control y validación humana. Estas inexactitudes pueden conducir a errores, distorsiones o falsificaciones que alteren el conocimiento del pasado.
– El anacronismo: El anacronismo se refiere a la atribución de características propias de una época a otra distinta. La IA puede incurrir en anacronismos por diversos motivos como el desconocimiento del contexto histórico, la proyección de valores o conceptos actuales al pasado, o la falta de rigor o criterio histórico. Por ejemplo, la IA puede añadir objetos, vestimentas o colores que no existían, o no eran habituales en el momento histórico que se quiere representar.
– La manipulación: La IA puede alterar o modificar imágenes históricas con fines malintencionados, ya sea por propaganda, por censura o por falsificación. Por ejemplo, la IA puede borrar o añadir personas, cambiar el escenario o el mensaje de una imagen para adaptarlo a una ideología o a un interés particular. Para ser honestos hay que decir que esto no es especifico de la IA y se ha hecho desde tiempos inmemoriales (Egipto, Roma etc). En tiempos más recientes tenemos ejemplos claros de manipulación de fotografias casi desde el comienzo de su invención (acompañantes de Stalin que desaparecían de las fotos al caer en desgracia) y actualmente todos conocemos las capacidades de Photoshop.
Conclusiones
Aunque me he centrado en los problemas y la parte más negativa de la inteligencia artificial, eso no quiere decir que tenga un posicionamiento contrario a la misma, simplemente estoy señalando los peligros y los errores que se cometen o se pueden cometer con ella con el mejor propósito de que esta herramienta sea mejorada en esos aspectos.
Recientemente un grupo numeroso de expertos en IA han promovido una moratoria en el desarrollo de esta tecnología para reflexionar sobre su impacto en la sociedad dado el ritmo vertiginoso de su propagación y utilización por el gran público sin que existan previamente normas jurídicas o éticas que regulen su uso. «Los sistemas de IA más potentes solo deberían desarrollarse cuando estemos seguros de que sus efectos serán positivos y sus riesgos serán asumibles«, sugiere la carta. Personalmente soy partidario de la necesidad de esa reflexión sobre el uso de la IA, pero me hubiese gustado que entre los firmantes de la carta no estuviesen los principales competidores en desarrollo de IA de las empresas que actualmente van por delante tecnológicamente.
Si la Arqueología ha dado un salto de gigante con la utilización de técnicas modernas como la fotografía aérea, el escaneo LIDAR o la representación virtual en 3D, cabe imaginar que el uso y aplicación de la Inteligencia artificial en la búsqueda y el procesamiento de grandes cantidades de datos, la creación de modelos y simulaciones, o su utilización en la traducción de lenguas antiguas cuya comprensión hasta ahora se nos han resistido, por solo poner algunos ejemplos, supondrá un antes y un después en la investigación y divulgación histórica.
Las personas juegan un papel crucial en el desarrollo y uso de la IA en la divulgación histórica. Es importante asegurarse de que las tecnologías estén diseñadas y utilizadas de manera responsable, y para lograr esto, es necesario involucrar a expertos en Historia, Ética y Tecnología en el proceso de desarrollo. Además, es importante que los educadores y el público en general tengan una comprensión básica de cómo funciona la IA y cómo se utiliza, para que puedan evaluar su veracidad y utilidad.
El factor humano es esencial en esta tecnología, por eso es importante tener en cuenta que la IA solo es tan buena como los datos y modelos que se le proporcionan, y que los modelos pueden estar sesgados si los datos utilizados para entrenarlos no son los adecuados. Por lo tanto, es necesario asegurarse de que los datos utilizados sean objetivos y representativos de la diversidad de perspectivas y culturas.
Para garantizar un uso responsable de la IA en la divulgación histórica, es necesario abordar cuestiones éticas y de responsabilidad. Esto incluye considerar cómo los modelos de IA pueden perpetuar sesgos y estereotipos, cómo se pueden proteger los datos personales y la privacidad de las personas representadas en los datos históricos, y cómo se pueden asegurar la transparencia y la trazabilidad en el desarrollo y uso de tecnologías.
En mi opinión, al menos de momento, la IA no puede sustituir ni suplantar el trabajo de los historiadores , sino que debe ser utilizada con precaución y responsabilidad. La IA debe ser una herramienta al servicio de la Historia, no un fin en sí misma. Para ello, es necesario establecer criterios y normas jurídicas y éticas que garanticen el rigor y la calidad de la información histórica facilitada a través de la IA. En consecuencia, ésta herramienta (en sus versiones más potentes) debe ser utilizada por expertos en los ámbitos academicos y cientificos, que habrán “alimentado” como condición previa a dicha IA de una cantidad de información fiable y masiva. Tal y como ocurre con la inteligencia humana, lo importante no son las respuestas, sino la formulación de las preguntas adecuadas.
Bibliografia y webgrafía
Wikipedia. Inteligencia artificial
https://es.wikipedia.org/wiki/Inteligencia_artificial
Contenido generado por inteligencia artificial: oportunidades y amenazas https://thinkepi.profesionaldelainformacion.com/index.php/ThinkEPI/article/view/91555
El error como recurso visual y conceptual en la creación artística con IA
https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/192099/Ortega
Enlaces de las imágenes
Imagen de portada: Generada mediante IA con la aplicación Leonardo AI y post producción con Photoshop
Visité hace dos días la expo sobre Tartesso en Alcalá.
Aún estoy «alucinando» con la calidad de los paneles ilustrados de la exposición. Dibujos lineales muy bien documentados, con rostros y actitudes muy humanos y excelentemente representados, además de magníficos colores, probablemente hechos con pintura digital.
En España hay grandes ilustradores de divulgación histórica y arqueológica, aunque parte de su trabajo esté hecho con herramienta digital.
Como ilustradora aficionada, que también usa lo digital, me parece que el esfuerzo humano (lanzar la azagaya) no lo puede sustituir una turmix IA.
Si lo que se pretende es «transformar» la realidad, conseguirán diluir la Historia pasándola por varias turmix, hasta que quede acorde con cierta «inteligencia» líquida.
Pero vamos, si hay que morir, muramos como romanos o numantinos, no como «dibus». Clú.
Gracias Carmen por tu comentario