Aunque la comunicación con ideogramas o pictogramas es algo más antigua, lo que hoy conocemos como una forma primitiva de escritura se desarrolló hace 3500 años por los sumerios en Mesopotamia. Por primera vez, el ser humano podía guardar conocimientos en soportes físicos (piedra, arcilla, madera, papiro etc.) fuera de su memoria y trasladarlos a otras personas capaces de interpretar los símbolos escritos. Esto fue especialmente importante cuando la cantidad de información empezó a desbordar la capacidad de transmisión oral de la misma. Pensemos que tanto la Torá hebrea como la IIiada fueron obras que se transmitieron oralmente antes de ser escritas.
Este invento maravilloso tenía su contrapartida y es que cualquier persona que pudiera leer los signos tenía acceso a la información contenida en los mismos, incluso aquellos que pudieran hacer un mal uso de dicha información. Naturalmente, como todos los objetos físicos, se podían ocultar los escritos, pero pronto nacieron formas de ocultar la información a la vista de todos, simplemente cambiando las reglas que conformaban la lectura, de manera que los signos estaban ahí, pero no en el orden correcto, lo que imposibilitaba su comprensión.
La RAE define la Criptografía (del griego Kriptos -oculto- y graphia -escritura- ) como el arte de escribir con clave secreta o de un modo enigmático. A este proceso se le llama encriptado o cifrado y es casi tan antiguo como la propia escritura.
El cifrado Atbash (550 A.C)
Es el método de encriptamiento más antiguo que se conoce y se tiene constancia que era usado por los hebreos en el 550 A.C. Es un tipo de cifrado por sustitución y se le denomina también método de espejo, pues consiste en sustituir la primera letra א (álef) por la última ת (tav), la segunda ב (bet) por la penúltima ש (shin) y así sucesivamente. La tabla de sustitución de atbash es la siguiente:
Dado que este método de cifrado se ideó para el alfabeto hebreo en el que solo se escriben las consonantes que luego se vocalizan, no serviría para ningún alfabeto con vocales.
La escítala (skytálē) espartana (400 A.C)
Este sistema se usaba por los magistrados espartanos “éforos” para el envío de mensajes secretos. Se trataba de un método de encriptamiento por transposición. Se usaban dos cilindros del mismo grosor, uno para el emisor y otro para el receptor. Se utilizaba una tira de cuero, lienzo o papiro que se enrollaba a lo largo del cilindro para posteriormente escribir el mensaje longitudinalmente encima de la tira (ver ejemplo en la foto)
Simulación de una escítala espartana
Plutarco nos hace una descripción del método en su obra Vidas paralelas. Vida de Lisandro, XIX:
“Lo de la correa es en esta forma: cuando los Éforos mandan a alguno de comandante de la armada o de general, cortan dos trozos de madera redondos, y enteramente iguales en el diámetro y en el grueso, de manera que los cortes se correspondan perfectamente entre sí. De éstos guardan el uno, entregando el otro al nombrado, a estos trozos los llaman correas. Cuando quieren, pues, comunicar una cosa secreta e importante, forman una como tira de papel, larga y estrecha como un listón, y la acomodan al trozo o correa que guardan, sin que sobre ni falte, sino que ocupan exactamente con el papel todo el hueco; hecho esto, escriben en el papel lo que quieren, estando arrollado en la correa. Luego que han escrito, quitan el papel, y sin el trozo de madera lo envían al general. Recibido por éste, nada puede sacar de unas letras que no tienen unión, sino que están cada una por su parte; pero tomando su correa, extiende en ella la cortadura de papel, de modo que, formándose en orden el círculo, y correspondiendo unas letras con otras, las segundas con las primeras, se presente todo lo escrito seguido a la vista
El cifrado César (70 A.C)
De Julio César sabemos que era un consumado lector y un prolífico escritor del que según cuenta Plutarco (Vidas paralelas, Julio César XVII) tenía la capacidad de dictar varias cartas a la vez a sus secretarios. Con independencia de sus obras más conocidas, a su muerte, dejó un inmenso legado de documentos de carácter jurídico, técnico (planos y mapas) y epistolar que fue celosamente guardado por sus sucesores.
César escribía a menudo y por desgracia tenía muchos enemigos, así es que recurría a un método de encriptado de sus mensajes que terminó siendo conocido por su nombre. Utilizaba dos plantillas del alfabeto romano que en ese tiempo tenía 23 letras:
A B C D E F G H I K L M N O P Q R S T V X Y Z
Posteriormente en la Edad Media se añadieron La J, la U y la W derivadas de la I y la V.
Es un tipo de cifrado por sustitución en el que una letra en el texto original es reemplazada por otra letra que se encuentra un número fijo de posiciones más adelante en el alfabeto. Por ejemplo, con un desplazamiento de 3, la A sería sustituida por la D (situada 3 lugares a la derecha de la A), la B sería reemplazada por la E, etc.
El historiador Cayo Suetonio Tranquilo (c. 69-140 d. C) escribió sobre Julio Cesar en su obra Vidas de los doce Césares, LVI.
Para los negocios secretos (César) utilizaba una manera de cifra que hacía el sentido ininteligible, estando ordenadas las letras de manera que no podía formarse ninguna palabra; para descifrarlas tiene que cambiarse el orden de las letras, tomando la cuarta por la primera, esto es d por a, y así las demás.
Además del cifrado Cesar, en esta época se utilizaba un método de cifrado atribuido al historiador Polibio donde cada letra del alfabeto es reemplazada por las coordenadas de su posición en un cuadrado.
El encriptado de mensajes desde la Edad Media hasta la actualidad.
Lo cierto es que la Edad Media no fue una época muy propicia en el avance de la criptografía y una forma de ocultamiento habitual por su simpleza consistía en el uso de tinta invisible que no se deja ver en el papel en el que se ha escrito hasta que no se aplica calor o algún reactivo.
Habrá que esperar hasta 1466 para encontrar nuevos sistemas de encriptamiento como el cifrado Alberti o el de Vigenére.
El cifrado de Alberti es descrito por Leon Battista Alberti en su obra De Cifris en 1466. Se trata del primer cifrado por sustitución polialfabético conocido. Para facilitar el proceso de cifrado/descifrado se utilizaban unos discos como el de la imagen.
Disco de cifrado
Lógicamente los períodos de guerra ha propiciado el desarrollo del encriptado de mensajes y para ello baste mencionar la célebre máquina enigma inventada por los alemanes en la II Guerra Mundial, auténtica fuente de inspiración para muchos escritores.
Actualmente, la capacidad de almacenamiento y la velocidad de procesamiento de la información ha superado con creces los soportes tradicionales en papel o incluso en cinta magnética. El almacenamiento binario en potentes ordenadores tiene también su contrapartida en la guerra abierta entre los procesos de encriptado y los ataques de desencriptado por fuerza bruta. Los mejores procesos de encriptado de hoy en día son muy potentes pero no infalibles y parecen tener los días contados con el desarrollo de los ordenadores cuánticos.