Una lectura de Homero. Lawrence Alma Tadema. Wikimedia
Antes de contestar a la pregunta del título, quisiera puntualizar que en realidad puede considerarse una pregunta meramente retórica, ya que se trata más de un concepto que de una persona y ha servido históricamente para designar a los últimos hombres que representaban los valores de la civilización romana. Aunque naturalmente ha habido muchos candidatos a ese título a lo largo de la Historia y Dios me libre de contradecir las tesis de Gibbon, Heather o Goldsworthy que atribuyen al general Flavio Aecio (391-454) la condición de Ultimus Romanorum siguiendo a Procopio de Cesarea (Historia de las guerras, libro III, Guerras Vandalas), al que por cierto suele considerarse el último historiador de la Antigüedad Tardía:
Había dos generales romanos, Aecio y Bonifacio, que eran especialmente valientes y no inferiores en experiencia militar, por lo menos, a ninguno de los hombres de su tiempo. Estos dos hombres, por una parte, eran diferentes en su manera de tratar los asuntos de estado, pero, por otra, mostraban tantas cualidades y, en particular, tal grado de magnanimidad que si alguien llamase a cualquiera de los dos “el último de los romanos”, no estaría equivocado: de tal forma se dio la circunstancia de que en estos dos hombres se resumiera la totalidad de las virtudes que se reconocen en los romanos
Sin embargo, me gustaría resaltar en este post el concepto en sí mismo y no tanto los personajes a los que se ha atribuido tal condición, sobre los que se ha escrito bastante. Sin ir más lejos, recomiendo la lectura del magnífico artículo que sobre Flavio Aecio ha escrito en su blog Sergio Alejo uno de los compañeros de Divulgadores de la Historia para conocer más sobre el brillante magister militum que derrotó a Atila.
Las primeras referencias al concepto del “último romano” nos vienen de Julio César, quien solía llamar así a Marco Junio Bruto el hijo de Servilia Cepionis (la célebre amante de César) por sus arraigadas convicciones republicanas que lo llevaron a convertirse en uno de los asesinos del dictador. Ciertamente, muchos de los valores de la Roma Republicana cambiaron en vida de Julio César y prácticamente desaparecieron tras su muerte con la creación del Imperio.
Foro Romano. Fuente: History in 3D https://relivehistoryin3d.com/
El escritor Robert Graves en su novela “Yo Claudio” nos relata un encuentro entre un joven Claudio con los historiadores Livio, Sulpicio y el ya anciano Asinio Polión a quien el emperador Augusto llamaba “el último romano”.
Es curioso como Graves retoma de nuevo el concepto al escribir en otra de sus novelas “El conde Belisario” a uno de esos personajes que encarnaban valores en transición o en franca desaparición. El escritor Británico utiliza como fuente la obra de Procopio de Cesarea, que fue asesor del insigne general Flavio Belisario considerado uno de los más brillantes genios militares de la Historia, autentico artífice del período de máximo esplendor del Imperio bizantino, conquistando de nuevo la casi totalidad del Mediterráneo. Flavio Belisario es por derecho propio uno de los más firmes candidatos al título del “ultimo romano” aunque también es considerado así su emperador Justiniano I, el último en hablar latín como lengua materna en el Imperio Romano de Oriente.
Mosaico de la Iglesia de San Vital en Rávena. Están representados el emperador Justiniano, Flavio Belisario (con barba)y el obispo Maximiano.
La lista de candidatos es larga y así entre los gobernantes podemos considerar a Rómulo Augústulo el último emperador romano de Occidente, ya que tradición occidental ha considerado que el Imperio romano desapareció en el año 476, cuando Rómulo Augusto, fue depuesto por Odoacro. También se ha considerado a su padre Julio Nepote, puesto que Rómulo Augústulo nunca fue reconocido por el Imperio de Oriente e incluso a Constantino XI, que fue el último emperador bizantino (1453).
Muchos candidatos no han sido considerados por su origen bárbaro, a pesar de contar con todos los méritos para ello, como es el caso del magister militum Estilicón, algo absurdo si consideramos que a partir del año 235 con Maximino el Tracio, de origen godo-alano, muchos de los emperadores, al igual que el propio ejército romano de donde procedían, fueron de origen bárbaro.
Si nos fijamos bien en el título del último romano, el adjetivo numeral no cambia con las distintas atribuciones de personajes al mismo, pero si lo hace el nombre, ya que la palabra romano va a significar cosas distintas a lo largo de los siglos. Por supuesto el concepto de Romanidad cambió con el tiempo desde los orígenes de la fundación de Roma con sus primeros reyes, su época republicana o el imperio en sus diferentes fases. A lo largo de los siglos Roma se fue conformando en un mestizaje o simbiosis con numerosas civilizaciones que contribuyeron a la grandeza de una civilización que tuvo sus luces y sus sombras.
En consecuencia, los valores que atesoraban cada uno de los personajes a los que se ha atribuido el título de “el último romano” eran diferentes, ya que por ejemplo, nada tenía que ver la República que defendía Bruto, cerrada y elitista, de los valores de Romanidad de Aecio mucho más abiertos e inclusivos.
En realidad, esta forma de pensar en la añoranza de determinados valores ha existido siempre y hoy en día todos podemos recordar frases tales como: “Ya no quedan caballeros”; “los jóvenes de ahora ya no leen” o bien “la palabra dada antes tenía algún valor”. En definitiva, algo propio de la no adaptación a determinados procesos de transición que se dan en todas las generaciones a lo largo de la historia.
¿Ha muerto Roma o la Romanidad? Tal vez podamos pensar que permanece en los corazones de muchas personas que amamos y apreciamos la cultura romana. Desde esta perspectiva tal vez el último romano ni siquiera haya nacido aún.
Querido lector ¿podrías ser tú el último romano?
Interesante tema, bien redactado y enriquecedor, como es habitual en este rincón cultural, para cualquier persona que esté introducida en la Historia Clásica romana: Pero de difícil contestación por la diversidad de grandes personajes de Roma que existieron durante un periodo tan extenso (753 a.C. 395 d.C que termina el Imperio) . Para mi, el último romano esencial, pienso que fue Cayo Julio César, por su poliédrica personalidad que engloba a la vez un político, un general, un intelectual, un visionario y un reformista, en definitiva un hombre adelantado a su tiempo.