Seguramente habrán escuchado la famosa frase “Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer”. Hoy en día este refrán se tilda de machista, matizando que la mujer está “al lado” del hombre y no detrás, o bien triunfa ella misma en solitario. Sin embargo, la frase cobra todo su sentido cuando nos referimos a la antigüedad (a veces no tan lejana) en tiempos en que las mujeres no podían tener un protagonismo de relevancia social, o al menos estaba mal visto que sobresaliesen por encima de sus maridos y tenían que recurrir a la influencia que podían ejercer sobre ellos o a otros métodos indirectos, razón por la cual, sus méritos quedaban ocultos , a la “sombra” de sus esposos, incluso cuando dichos méritos eran conocidos por la sociedad en la que vivían. Con frecuencia se granjearon enemigos que consiguieron dar una imagen negativa de estas mujeres, de tal forma que algunas de estas opiniones poco favorables han llegado hasta nuestros días.
Orígenes de Teodora
No se sabe con exactitud donde nació, algunos autores apuntan a Chipre o Creta, aunque con mayor probabilidad lo hizo en Siria alrededor del año 500 d.C. Lo cierto es que desde muy pequeña a su familia se la sitúa en Constantinopla donde recibió una escasa educación. Al parecer, su padre Acacio era el encargado de los osos en el anfiteatro y su prematura muerte dejó en una situación insostenible a la viuda y a sus tres hijas, por lo que su madre tuvo que casarse con un nuevo marido que heredó el puesto y la familia. Teodora era la segunda de las hijas y aunque todas eran muy hermosas, la mayoría de autores que conocieron a Teodora, tanto partidarios como detractores, coinciden en que tenía una especial belleza, a pesar de su escasa estatura. Incluso su principal detractor Procopio nos habla de sus enormes ojos negros.
La particular belleza de las jóvenes y los pocos escrúpulos de la madre hacen que la hermana mayor Cómito se inicie en el mundo del teatro, a la que se unirá enseguida Teodora interpretando papeles de poca relevancia, pero que cautivan a los espectadores. El peculiar mundo del teatro en el que se mezclan vividores y aristócratas hacen que Teodora se introduzca en círculos muy por encima de su posición real. Quizás es en este ambiente donde Teodora desarrolla su inteligencia natural y sus habilidades sociales, aunque también es el momento en que sus enemigos señalan que utiliza su cuerpo para mantener relaciones que favorezcan el ascenso social que persigue como objetivo. Con diecisiete años, sus veladas son famosas, no solo por el exhibicionismo que hace gala de su cuerpo, sino también por la agudeza de su conversación, su ingenio y su desenfado que hacen las delicias de los asistentes.
Periplo por Siria y Egipto
Sin embargo el destino es caprichoso y la suerte de Teodora cambia pronto. Decide acompañar a su amante Hecébolo un alto cargo de la administración del Imperio a Siria y a Egipto. Aunque no se conocen más detalles, Hecébolo la abandona a su suerte lejos de su hogar y debe subsistir a sus veinte años gracias a su ingenio y habilidades, que sus detractores calificarán directamente como la utilización de su cuerpo. Es una época convulsa donde los monofisitas (Jesús tiene una única naturaleza: la divina) han sido expulsados a Egipto, entre ellos Severo el patriarca de Antioquía que es acogido por el Patriarca Timoteo, quien comulga con las mismas ideas. Teodora conoce a ambos y se hace partidaria de esta causa teológica, que posteriormente apoyaría desde el trono imperial. En Antioquia traba amistad con Macedonia, una bailarina que conocía personalmente a Justiniano, sobrino del emperador Justino. Con veintidós años decide volver a Constantinopla y dar un giro a su vida.
Teodora y su cortejo. Iglesia de San Vital de Rávena
Teodora y la púrpura imperial
De vuelta en Constantinopla, Teodora trabajó como hilandera cerca del palacio imperial y se cree que conoció a Justiniano gracias a su amiga Antonina, que había sido bailarina y posteriormente esposa del general Belisario. Justiniano se enamoró de Teodora hasta el punto de querer casarse con ella, algo que prohibía la ley (véase codex iustinianus 5.5.7 y 5.27.1) que vetaba el matrimonio de hombres con rango senatorial (illustres) con prostitutas, bailarinas y actrices (scenicae) algo que por otra parte provenía de la legislación de Augusto (lex lulia de maritandis ordinibus). Todo intento de cambiar la ley fue en vano, ya que Eufemia la esposa del emperador Justino se oponía a esa relación lo cual resultaba curioso ya que la propia Eufemia había sido esclava y necesitó ser redimida mediante una restitución de su ingenuidad para poder casarse con Justino. En el año 525 con Eufemia fallecida Justiniano convenció a su tío de que permitiese dicho matrimonio y si bien la ley no se abolió hasta años más tarde el asunto se solucionó mediante un rescripto de rehabilitación dirigido al emperador con el cual se les permitiría contraer legítimo matrimonio dicho año. Algunos autores han subrayado que antes de su matrimonio Teodora ya había recibido la dignidad de patricia, la más alta del imperio y en consecuencia no hubiese necesitado el rescripto algo que se habría hecho sobre todo por los hijos que Teodora había tenido en relaciones previas y que al ser anteriores a la condición de patricia solo podían ser rehabilitados con un rescripto.
A la muerte de Justino, Justiniano fue nombrado emperador y Teodora se convirtió en emperatriz a los 27 años.
En su reinado hubo luces y sombras pero son indiscutibles los logros conseguidos en este período desde embellecimiento de la capital de través de un programa de obras públicas y templos cristianos en el que brilla con luz propia la construcción de Santa Sofía, el mayor y más hermoso templo cristiano. Desde el punto de vista del derecho se realiza la mayor compilación de derecho romano existente hasta el momento donde puede apreciarse la intervención de Teodora como veremos más adelante.
En el ámbito militar Justiniano tuvo la suerte de contar con el brillante general Belisario que con sus campañas posibilitó la recuperación de parte de los territorios del antiguo Imperio romano de Occidente conquistando el reino de los vándalos del norte de África, el Reino ostrogodo de Italia, y los territorios de Dalmacia, Sicilia así como gran parte del sur de la península ibérica.
Mapa del Imperio romano de Oriente en 550 d. C. En verde las conquistas durante el reinado de Justiniano I. Fuente: Wikipedia
Procopio de Cesárea principal fuente histórica y azote imperial
El cronista Procopio de Cesarea constituye la principal fuente primaria de la historia del reinado de Justiniano y sin lugar a dudas el principal detractor de Teodora tanto por el origen y el oscuro pasado de la emperatriz, por la osadía de gobernar con audacia en un mundo de hombres y por ser la esposa de Justiniano objetivo indirecto de sus ataques. Profundamente decepcionado con el emperador no duda en utilizar el pasado de su esposa para desacreditarlos a ambos a través de sus obras , pero fundamentalmente a través de la Historia Secreta contando anécdotas como la que sigue al parecer de la representación de la obra “Leda y el cisne”.
A menudo, en el teatro y a la vista de todo el mundo, se quitaba el vestido y quedaba desnuda en medio de todo el mundo sin más ropa que una faja alrededor de la ingle; no por vergüenza, sino porque existía una ley que prohibía aparecer completamente desnuda en el escenario sin al menos esta pequeña hoja de parra. Cubierta de este modo con una cinta, se tumbaba en el suelo del escenario acostada sobre su espalda. Los esclavos encargados tiraban entonces granos de cebada desde lo alto hasta el cáliz de esta flor de la pasión, a donde los gansos, entrenados para ello, iban a comer recogiendo con sus picos los granos uno a uno. Cuando se levantaba no mostraba rubor alguno, sino más bien la alegría por su representación.
Leda y el Cisne, una copia del siglo XVI de un cuadro desaparecido de Miguel Ángel de 1530 (Galería Nacional de Londres).
No podemos obviar los hechos detrás del relato, por muy exagerados que puedan haber sido descritos pero está claro que la visión machista de Procopio influyó en su obra al hablar de una mujer que gozaba de independencia, que tomaba decisiones propias y que tuvo una gran influencia en su época.
Teodora, icono feminista
Además de ser santificada por la Iglesia Ortodoxa la historiografía moderna la considera la mujer más poderosa y respetada del Imperio Bizantino y la influencia que ejerció en el gobierno de su esposo favoreciendo los derechos de la mujer en el ámbito jurídico y social la han convertido actualmente en un icono del feminismo.
Se preocupó de la prostitución prohibiendo su ejercicio y promoviendo la rehabilitación social de estas mujeres así como el maltrato femenino castigando duramente a los maltratadores y violadores.
Influyó en la legislación para que las mujeres pudieran ser propietarias y heredar sumas de dinero o propiedades además de mejorar otros derechos en relación al divorcio, el adulterio donde las mujeres salían peor paradas que los hombres o el aborto.
Bibliografia y webgrafía
Procopio de Cesarea: Historia secreta. Biblioteca Clásica Gredos nº 279
Teodora de Bizancio: miseria y grandeza https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura—ocio/teodora-de-bizancio-miseria-y-grandeza/20111105090519065104.html
Wikipedia. Teodora https://es.wikipedia.org/wiki/Teodora
Enlaces de las imágenes
Imagen de portada: La Emperatriz Teodora. 1887. Jean Joseph Benjamin Constant. Museo Nacional de Bellas Artes de Argentina.